En el informe que publicamos en noviembre de 2024, una de las cuestiones que abordamos fue la aparente divergencia en las trayectorias de crecimiento de Estados Unidos y Europa. Europa mostraba una mayor fragilidad, tanto en términos cíclicos como estructurales, mientras Estados Unidos seguía siendo lo que llamamos una «economía en crecimiento», que se veía favorecida por una capacidad de resistencia también cíclica y estructural.
En nuestra opinión, si no se producía ningún cambio, lo más probable era que dicha tendencia se mantuviera. Pues bien: desde que publicamos aquel informe, han cambiado muchas cosas. El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y el anuncio de unos aranceles recíprocos más gravosos de lo esperado suponen un riesgo importante para el crecimiento y aumentan la posibilidad de que Estados Unidos entre en recesión en 2025.
En el momento de redactar el presente documento, estos aranceles recíprocos se han suspendido durante 90 días. Aunque la noticia ha sido bien recibida por los mercados, cabe señalar que, por el momento, solo se trata de una pausa en la imposición de aranceles y que, sobre todo, la incertidumbre política que se deriva del constante cambio en el panorama comercial podría tener en sí misma un impacto negativo en el consumo y la inversión.
Por su parte, la respuesta de Europa, que ha anunciado un aumento del gasto fiscal, favorece el crecimiento económico de la región, lo que podría contrarrestar en parte el efecto de los aranceles.
Desde esa perspectiva, parece que la dinámica entre las economías de ambas regiones ha pasado de un escenario de divergencia a una posible convergencia, con una Europa renovada y un aumento de los riesgos de ralentización del crecimiento en Estados Unidos.
En este nuevo informe, analizamos el desarrollo de los acontecimientos desde el punto de vista cíclico y estructural, así como las consecuencias para la inversión que podría tener el actual entorno macroeconómico.
Es fácil que los inversores se distraigan con todo lo que está pasando, pero gran parte de ello es solo ruido. En nuestra opinión, los inversores de renta fija deberían continuar centrándose en los fundamentales a largo plazo. Los rendimientos se mantienen en niveles elevados y pueden absorber una cantidad significativa de volatilidad a corto plazo.
Por muy simple que parezca, los rendimientos son un indicador de la futura rentabilidad total. Por ejemplo, si analizamos el rendimiento de la deuda corporativa de grado de inversión, los datos históricos nos demuestran que la correlación entre el rendimiento inicial y la rentabilidad total registrada en los cinco años siguientes ha sido muy alta.
En la actualidad, en función de la calidad de la emisión, los mercados de renta fija ofrecen un rendimiento entre el 4% y el 8% en los diferentes sectores, y la posibilidad de asegurarse estos niveles de rendimiento ofrece oportunidades de valor a largo plazo. Por su parte, los activos de calidad podrían beneficiarse de la duración en un escenario de recesión en el que se prevén bajadas de tipos de interés, así como ofrecer diversificación.
La importancia de los rendimientos
Fuente: Finect